Ideas para ser mejor que los demás

 Warren Buffett, el famoso inversor y filántropo, hizo una pregunta reveladora sobre cómo nos medimos a nosotros mismos: ¿Qué preferís, ser el mejor amante del mundo, pero que todos piensen que sos el peor amante del mundo? ¿O preferirías ser el peor amante del mundo pero que todos piensen que sos el mejor? Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre cuánto valoramos la mirada ajena en comparación con nuestro propio conocimiento interno y aprecio personal.

La comparación con otros es una trampa en la que todos habremos caído alguna vez. 

Nos comparamos con colegas, amigos, familiares e incluso figuras públicas, en un intento de medir nuestro propio valor. A menudo, esta comparación se enfoca en aspectos específicos, como habilidades, logros o posesiones, sin tener en cuenta la totalidad de lo que somos.


Yo le echo mucho la culpa de esto a la sobreexposición en las redes sociales. En especial a las plataformas como Linkedin, en la que prácticamente es requisito hacer alarde de los grandes triunfos conseguidos y por conseguir. No hay vez en la que ingrese a Linkedin y salga ileso. El éxito de los demás es siempre, y por alguna diferente razón, muy muchísimo superior al mío.


Pero ojo, el peligro de esta actitud comparativa está en que tendemos a comparar nuestras debilidades con las fortalezas de los demás, lo que evidentemente nos hace sentir inferiores y autocríticos. Es como intentar dibujar con la mano izquierda cuando somos diestros, una tarea desafiante, pero que puede llevarnos a subestimarnos y a cuestionar nuestras habilidades.


El hecho es que cada uno de nosotros es único, con una combinación única de talentos, experiencias y perspectivas. No podemos ser buenos en todo, pero sí podemos ser excepcionales en nuestra singularidad. La clave es dejar de competir con los demás y empezar a competir con nosotros mismos.


O quizás no a competir, pero sí a intentar mejorar. A medir nuestro progreso en comparación con nuestro propio pasado. La pregunta relevante no es si somos mejores que los demás, sino si somos mejores que quienes éramos ayer. De esta manera, la verdadera medida del éxito se encuentra en nuestra evolución y en la superación constante de nuestros propios límites.


Sinceramente estoy cansado de las historias de éxito de los demás. Pasé muchos años de mi vida leyendo y escuchando cómo se hicieron grandes los más chicos so pretexto de ser fuentes de inspiración. Basta, muchachos! 


Y cuidado, que hay una cosa en la que soy mejor que todos los demás!: en ser yo. Ese es el único juego al que realmente puedo ganar. Cuando entrás en esa mentalidad el mundo empieza a verse mejor nuevamente. Ya no estás enfocado en cuánta plata ganan los demás o en cuán buen amante son los demás, mas bien, el enfoque se pone en lo que sos capaz de hacer y en cómo mejorarte a vos mismo.


Dicen que si pudieras mejorar un 1% por día, a fin de año serías casi 4 veces mas capo, equivalente a ser más feliz, y libre de los grilletes de las falsas comparaciones.

Las cosas importantes en la vida no se miden, fluyen. 


Al final, cada uno de nosotros tiene una vida propia, una historia única que contar y un camino que recorrer. No podemos competir en el juego de los otros, porque ellos no están jugando el nuestro.


Cada cual atiende su juego.

Y el que no, y el que no, una prenda tendrá. 



Adieu!


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